Palmira: Retos Pedagógicos para un Municipio que se Desarrolla.
- José Angel Pernett C.

- 7 abr
- 6 Min. de lectura

Bogotá, capital de Colombia, se transforma cada vez más en una ciudad inclusiva. Medellín no solo continúa consolidándose como una ciudad innovadora, sino que avanza hacia una Smart City con base en la estrategia de especialización inteligente. Barranquilla ha declarado la educación como un escenario de oportunidades, cuyo eje estratégico es el fortalecimiento sostenido de los vínculos entre escolaridad, productividad y empleo. Bucaramanga, antiguamente denominada la “Ciudad Bonita” y la “Ciudad de los Parques”, se ha constituido hoy como la principal urbe de la región oriental. Cúcuta, una ciudad con una frontera dinámica, ha experimentado un flujo migratorio sin igual que ha tenido un fuerte impacto en su multiculturalismo. Cali, denominada hoy como Ciudad Deportiva, recibió hace unos años el mérito de Ciudad Deportiva de América. Palmira, el segundo municipio del Valle del Cauca después de Cali, su capital, es hoy un importante cruce de variables que, al mismo tiempo que impulsan su desarrollo, visibilizan un sinnúmero de retos y desafíos de toda índole. Basados en estadísticas, podríamos decir que Palmira se consolida cada vez más como un avanzado centro agrícola e industrial en el Pacífico colombiano.
Todo esto ocurre sin descartar el resurgimiento de comunidades rurales y étnicas con amplias habilidades organizativas y políticas, adquiridas a lo largo de los años como producto de experiencias reivindicativas.
Sin embargo, este no es el punto. El punto es que todos estos cambios representan nuevos escenarios para la educación y la escuela, no solo en términos físicos, sino también pedagógicos. ¿Cómo debe responder la escuela a las demandas planteadas por el contexto? ¿Hacia dónde debe orientar las escuelas sus estrategias, considerando escenarios pedagógicos como los descritos?
Las respuestas a estas preguntas tienen un alto nivel de complejidad, dado que implican temas como la política pública y su expansión tanto en la comunidad educativa como en la comunidad de entorno, la dirección escolar y las nuevas dimensiones y alcances del concepto de calidad educativa.
También abarcan los compromisos estratégicos que deben formularse en los Proyectos Educativos Institucionales, así como las estrategias administrativas, de planeación, organización y curricularización. En este sentido, la escuela, bajo estos nuevos escenarios, no solo debe ser un modelo sostenible y sustentable, sino que también debe proyectarse hacia el año 2050 y, mediante desafíos específicos y concretos, comprometerse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las habilidades para el siglo XXI.
Ahora bien, si la sociedad exige que la escuela forme a niños, jóvenes y adultos en diversas habilidades, es necesario activar estrategias didácticas capaces de desfragmentar viejos currículos y contribuir a la articulación de los distintos procesos que se ejecutan en las instituciones educativas. En este marco contextual, se resignificarán dimensiones y variables inherentes al concepto de calidad educativa y a la gestión de la práctica docente.
En el escenario del desarrollo agroindustrial en la ciudad de Palmira, el concepto de calidad educativa ha de adquirir dimensiones cualitativas. Una de estas dimensiones será la Dimensión de Política Pública Articulada que no es cosa distinta a la articulación interinstitucional o intersectorial. También podría denominarse Dimensión de la Gestión y Gobernanza Educativa. En todo caso, cualquiera de estas dos categorías tendrá que agrupar acciones conjuntas entre instituciones educativas, gubernamentales, sociales, privadas para lograr fines comunes en la mejora de la educación y llevar a cabo procesos educativos eficientes y efectivos sin necesidad de contar con todos los recursos en su interior.
La naturaleza de esta dimensión es la "conectividad" y la "sinergia," e implica el desarrollo de una gestión orientada a la creación de redes educativas o sectoriales. George Siemens denomina a este proceso "conectivismo", que se refiere a la construcción de redes para articular servicios educativos y gestionar conocimientos.
La dimensión de articulación (no importa si se llama de Política Pública Articulada o de la Gestión y Gobernanza Educativa), implica el entendimiento con distintos sectores, como el deportivo, educativo, de salud y el de la economía, prioritariamente la solidaria.
Existen muchos otros sectores que también pueden articularse con escuelas y colegios a través de programas y proyectos derivados de sus planes de desarrollo. Sin embargo, esta articulación sectorial o interinstitucional tiene una exigencia: debe llevarse a cabo con aquellas instituciones o sectores que tengan responsabilidades alineadas con los retos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y cuyos proyectos estén enmarcados en los programas del Plan de Desarrollo Económico y Social del municipio. ¿Para qué? Para instituir e institucionalizar estrategias de relación productiva o de servicios desde la escuela y para contribuir al compromiso de Colombia con la UNESCO, no solo para el año 2030, sino, de ser posible, hasta el año 2050 en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La otra dimensión cualitativa es la Curricularización del Contexto. Durante mucho tiempo, la educación ha estado enfocada en el interés de educar con base en competencias, dirigiéndose hacia el desarrollo de las habilidades y capacidades específicas que los estudiantes necesitan para enfrentar los desafíos de la vida real, tanto en el ámbito personal como profesional. Desde este enfoque, una definición de competencia, que muchos maestros en Colombia repiten, es "educar en contexto".
Sin embargo, "educar en contexto" se distancia del concepto de "curricularizar el contexto". Aunque ambos enfoques están relacionados, son distintos en cómo se lleva a cabo la educación.
Educar en contexto implica considerar la realidad social, cultural, económica y geográfica de los estudiantes durante el proceso educativo. Este enfoque busca integrar y valorar el entorno en el que se desenvuelven los alumnos, lo que implica adecuar los procesos educativos a sus experiencias de vida. El objetivo es hacer que el aprendizaje sea significativo y pertinente, motivando a los estudiantes al conectar los contenidos educativos con su realidad. Se espera que los alumnos puedan relacionar el conocimiento adquirido con su vida diaria y su comunidad. Desde el punto de vista metodológico, puede incluir enfoques pedagógicos diversos que fomentan la participación activa y el aprendizaje colaborativo, como el aprendizaje basado en proyectos (no sería el único) que utiliza problemas reales de la comunidad para el aprendizaje.
Curricularizar el contexto implica la inclusión deliberada y sistemática de aspectos del entorno en el currículo formal, específicamente en el Plan de Estudio. Este enfoque busca integrar elementos contextuales directamente en los contenidos y objetivos de aprendizaje establecidos en el currículo, específicamente en el plan de estudio. Se enfoca más en la adaptación y modificación del currículo para incluir contenidos que reflejen la realidad local. Esto puede implicar añadir temas, problemáticas o ejemplos relevantes al currículo existente. Así, su interés no solo radica en la relevancia del currículo, sino también en que esté alineado con los estándares educativos, las habilidades y actitudes que se desean desarrollar en los estudiantes, garantizando que los conocimientos adquiridos sean aplicables a su contexto.
En cuanto a su metodología, la curricularización implica un trabajo más estructurado y formal, que puede requerir revisiones curriculares y el desarrollo de materiales educativos representativos de la realidad local. Para lograrlo, es necesario construir unos escenarios pedagógicos y didácticos que tome en cuenta el Plan de Desarrollo Municipal, de tal modo que dichas problemáticas y necesidades diagnosticadas, se constituyan en retos y oportunidades, tanto para la escuela como para los agentes que participan en el proceso educativo.
Por otro lado, la práctica docente debe hacerse evidente a través de dos dimensiones fundamentales: la reflexión y el diseño. Por un lado el docente reflexiona sobre su propia práctica y la de otros; por otro, diseña estrategias didácticas específicas para el aprendizaje de los estudiantes. Esto no solo abarca los contenidos programáticos, sino también el desarrollo de habilidades socioafectivas, actitudinales y los procesos de evaluación.
Cada disciplina académica se enmarca en una relación entre reflexión pédagógica y diseño, estableciendo un ejercicio de gestión, en el que maestros y maestras motivan a los estudiantes a comprender sus problemáticas, identificar sus limitaciones y explorar alternativas y diseñar soluciones.
Todo esto conforma la Gestión de la Práctica Docente, un ejercicio práctico en el que el maestro diseña y organiza su labor pedagógica con un enfoque prospectivo, es decir, estructurado y reflexivo.
Referencias:
Simmens, George, "Conectivismo: Una teoría de aprendizaje para la era digital" https://skat.ihmc.us/rid=1J134XMRS-1ZNMYT4-13CN/George%20Siemens%20-%20Conectivismouna%20teor%C3%ADa%20de%20aprendizaje%20para%20la%20era%20digital.pdf
Braslavsky. Cecilia. (1999). Bases, orientaciones y criterios para el diseño de programas de formación de profesores. Revista Iberoamericana de Educación, 19: 13-50.
de Lella, Cayetano. (1999). “Modelos y tendencias de formación docente”. Ponencia en el I Seminario Taller sobre Perfil del Docente y Estrategias de Formación, Lima, Perú. Recuperado de http://www.oei.es/cayetano.htm.
Santos Guerra, Miguel Ángel. (1999a) Las trampas de la calidad. Acción Pedagógica, 8(2), 78-81.
Center for Curriculum Redesign, Why, What, and How should students learn for the age of AI? https://curriculumredesign.org/ 2025





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