Está de Moda ser Cruel
- José Angel Pernett C.
- 27 ene
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 27 ene
Por José Angel Pernett C

Observo, con estupor que, en ciertos sectores impacta poco la crueldad de acontecimientos evidentemente crueles. Me refiero a eventos o situaciones que son especialmente dolorosos, injustos o inhumanos y que por su propia naturaleza, implican una falta de compasión, una acción deliberadamente dañina y además, tienen en particular un carácter cruel o desolador.
Por ejemplo, en el contexto de la crisis que enfrenta el país debido a la guerra, los desastres naturales y las violaciones de derechos humanos, donde el sufrimiento de las personas es fehaciente, las preocupaciones se centran más en si la respuesta a estos acontecimientos beneficia o no al gobierno, lo que es suficiente para desestimar u oponerse a dicha respuesta. El interés se centra en darle la patada al gobierno, y en efecto la dan, pero en el culo de los afectados y los ciudadanos.
La crueldad de estos acontecimientos crueles se registra y se comunica de manera ‘normalizada’, es decir, se es “cruel” con la crueldad, evitando así la reflexión sobre las consecuencias sociales y humanas que de ellos se derivan. Las redes sociales enseñan, no solo a ser lacónicos, a informar con pocas palabras, sino también a ser “crueles” usando la misma cantidad de texto. A esta ‘normalización’ no escapan los periódicos ni la radio, los clásicos medios que siempre han informado a los colombianos.
Más impacto y movilización noticiosa tuvo la no contratación de James Rodríguez en el equipo Junior de Barranquilla, que las decenas de asesinatos que por esos mismos días ocurrieron en la ciudad. La noticia se divulgó, pero hasta un meme ético recabó el hecho de esta manera: “Bueno, ya James no quiso jugar en Junior, ahora sí hablemos de los muertos de Barranquilla”.
Esto mismo es lo que pasa con la actitud de dirigentes y partidos políticos de oposición a los que les preocupa más la declaratoria de conmoción interna, que los centenares de muertos ni los doce mil desplazados del Catatumbo. La crueldad puesta a la inversa; lo cruel no interesa; lo que interesa es la declaratoria presidencial.
Ya casi nos hemos acostumbrado a minimizar la crueldad que tienen acontecimientos crueles; esto ocurre especialmente en lo político, y desde allí se extiende como un mal ejemplo y como una mala enseñanza, a la juventud que se educa. Ser cruel, es ahora, una “moda” implantada, y por lo que veo no nos damos cuenta, del mismo modo como un ciego no quiere oir, o un sordo no quiere ver.
Se presentan situaciones que deberían abrumar la razón y el intelecto humano y, en lugar de contribuir a las soluciones, se opta por oponerse a medidas, como por ejemplo, a la Ley de Financiamiento, cuyo objetivo principal era recaudar recursos para el presupuesto del Estado y respaldar diversas políticas públicas, especialmente en áreas como la salud, la educación y el bienestar social. Esta ley buscaba establecer un sistema tributario más justo y sostenible, gravando a los ricos y más pudientes, garantizando así el financiamiento de programas sociales y contribuyendo al desarrollo del país, al tiempo que abordaba problemas de inequidad y pobreza. Pero, el Congreso de la República eligió actuar con más 'crueldad' que la que tuvieron los acontecimientos que afectaron al país.
Y para no quedarse atrás, aúlicos de un expresidente colombiano, repiten con crueldad: “Colombia debe intervenir militarmente a Venezuela”, no importa lo cruel que tamaña acción afecte la economía de la población fronteriza. La crueldad puesta como demostración de poder.
Otra muestra: los muertos en las escombreras de la Comuna 13 en Medellín. La crueldad de los fusilamientos en masa que allí hicieron se distrajo un buen rato, con la frase cruel “esas cuchas están locas”, para referirse a las madres que aseguraban que a sus hijos los habían matado y enterrados en fosas comunes. Pero” la verdad está siendo desenterrada” dicen ahora esas mismas madres.
Expresiones como las del presidente Donald Trump: “retomar el Canal de Panamá porque este es importante para la seguridad nacional de los Estados Unidos”; o “hace rato debimos haber invadido a Venezuela”, de llevarse a cabo, serían dinámicas que nos retrocederían no solo al siglo pasado, sino, con crueldad, al siglo 19.
Llama la atención la medida de Javier Milei, actual presidente de Argentina, que acaba de eliminar la figura del feminicidio, por ser un concepto ideologizado de marxismo, ignorando, o sin importarle, que las estadísticas marcan que en Argentina una mujer es asesinada cada 30 horas; está claro que no le interesa ni el delito ni la víctima; otra vez la crueldad sobre lo cruel.
Las ignorancias, así como las crueldades sobre lo cruel, las detalló Isabel Allende en “La Casa de los Espíritus: "Hay hombres que parecen tan buenos, que todo lo malo que tienen queda oculto por la apariencia de lo que son."
Y lo último, la dignidad de los colombianos y el uso del transporte aéreo para las legítimas deportaciones.
Este es un tema complejo que va más allá del tipo de transportación con las que se hagan. Son consideraciones que tienen que ver con la gestión de la migración.
El respeto a la dignidad de las personas deportadas es un principio fundamental que aboga por tratar a todos los individuos con respeto, independientemente de su situación migratoria. Esto incluye garantizar que sean tratados de manera humana durante el proceso de deportación, lo cual abarca aspectos como las condiciones de transporte, la información que se les proporciona y la forma en que son tratados por las autoridades.
Cambiar los aviones usados para las deportaciones podría interpretarse como un intento de mejorar las condiciones de transporte y, por ende, de respeto a la dignidad de las personas deportadas. Sin embargo, el impacto real de dicho cambio dependerá de muchos factores, incluyendo el trato recibido durante el vuelo, las condiciones de llegada y el seguimiento de los procedimientos en el país de origen.
Para evaluar si se ha respetado efectivamente la dignidad de los colombianos deportados, será necesario conocer detalles específicos sobre las condiciones de los vuelos, las políticas implementadas y los testimonios de las personas involucradas. La vigilancia de organizaciones de derechos humanos puede ser clave para proporcionar una evaluación objetiva de estas prácticas.
Pero ahora, la ‘crueldad’ sobre lo cruel; reclamar la dignidad de los deportados es, para muchos adversarios del gobierno de Colombia, un abuso y falta de respeto a la tradición de ‘hermandad’ con los EEUU, postura que está lejos de interpretar la petición hecha a un líder político (en este caso, al presidente Trump) para que priorice la dignidad humana por encima de decisiones que pueden estar influenciadas por otros factores como los económicos. Es una crítica a la falta de dignidad en la política actual y cómo el enfoque pragmático de los líderes puede chocar con las exigencias éticas de respeto y dignidad para todos.
A mi entender, y lo sugiero modestamente para las instituciones educativas, es que este incidente de los deportados, hay que enseñarlos bajo la consideración de que siempre habrá un dilema entre la moralidad (reclamar la dignidad) y la pragmática (los costos económicos). Esto implica que existen consideraciones pragmáticas que pueden limitar o atenuar los reclamos éticos y morales, señalando un conflicto entre ideales y realidades políticas o económicas.
“El hombre es algo que debe ser superado” cita Nietzsche en “Así hablaba Zaratustra”, sugiriendo que la humanidad a menudo, pasa por situaciones donde retrocede en lugar de avanzar, enfrentándose a sus propias limitaciones.
Comentários